1.𝐃𝐞𝐬𝐩𝐢𝐞𝐫𝐭𝐚 𝐮𝐧 𝐚𝐧𝐡𝐞𝐥𝐨: Amar la casa de Dios despierta pasión; una pasión que te
hace anhelar ir a ella, para contemplar la hermosura de Dios y a aprender de su palabra.
Salmos 27:4. Cuando amas una casa, tu deseas ir a ella y cuando pierdes ese deseo, se
convierte en una carga. No dejes que nada ni nadie te desanime y te separé de la casa de
Dios.
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2. Te hace Partícipe de la Visión. Quién no entiende la visión no puede amarla.
Cuando comprendes y sigues la visión de una casa (que no se basa en la
manipulación sino en la expansión) podrás crecer y desarrollarte. Gen. 28:15; por más
que quieras irte a otra casa esa será tu casa de asignación. Dónde Dios da la visión, quién
la lleva a cabo es Jesús y quien la apoya es el Espíritu Santo.
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3. 𝐀𝐥 𝐚𝐦𝐚𝐫 𝐥𝐚 𝐜𝐚𝐬𝐚 𝐝𝐞 𝐃𝐢𝐨𝐬 𝐭𝐞 𝐝𝐚 𝐞𝐥 𝐩𝐥𝐚𝐜𝐞𝐫 𝐝𝐞 𝐬𝐞𝐦𝐛𝐫𝐚𝐫 𝐞𝐧 𝐞𝐥𝐥𝐚. Cuando posees la
bendición de amar la casa de Dios notas las necesidades que hay en ella 2 Cr. 24:1-
15. Joás con apenas 7 años notó que la casa de Dios necesitaba una restauración.
Si es para la casa de Dios, si es para su obra no debemos tener problema en dar pues
hay bendición cuando das y largura de años se te aumentarán. 2 Re. 20:3
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4. 𝐇𝐚𝐲 𝐛𝐞𝐧𝐝𝐢𝐜𝐢𝐨𝐧 𝐞𝐧 𝐬𝐞𝐦𝐛𝐫𝐚𝐫 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐜𝐚𝐬𝐚 𝐝𝐞 𝐃𝐢𝐨𝐬. Vas a la casa de Dios a honrarle
con todo. La bendición de amar la casa de Dios hace pensar en su casa y cuando no te
preocupas por su casa, los cielos se cierran Hag. 1. Por lo cual, debemos disponernos a
servir, a trabajar en la casa de Dios. Ya que viene una bendición grande para los que
aman la casa de Dios. Hag. 1:13 Que tu espíritu sea despierto para trabajar en el Reino de
Dios. Esfuérzate porque Dios estará contigo y para bendecirte y llenarte de su Gloria
postrera Hag. 2 Disponte para servir a Dios que Él cuenta contigo.
Pastor Deiber Perdomo
